A todos los que amáis el arte y la pintura, por favor no os perdáis la exhibición de Sorolla en Valencia o en las distintas capitales españolas que visitará. Es lo más bonito que he visto este año en museos y en salas de arte. Ya sé que sobre gustos no hay nada escrito pero la verdad es que el colorido es tan asombroso que parece que la misma luz del cuadro irradie sobre tu persona.
Fui dos veces a ver la exposición que se exhibe en las salas que Ban Caja ha dedicado para ella y tuve que esperar una hora y media la segunda vez bajo un incipiente y mas tarde feroz aguacero. Para entonces yo ya había llegado a cobijarme debajo de los toldos. También y durante la espera nos dieron unos deliciosos vasitos de chocolate caliente para paliar la humedad de esa tierra puesto que en Valencia no se puede decir que haga nunca mucho frío. Me mojé pero lo que vino después lo compensó todo.
Es verdad que Joaquin Sorolla fue un discípulo de Goya y Velazquez. Sus blancos de camisas y vestidos dan toda la luz al resto de sus pinturas y me recuerdan los fusilamientos del 8 de Mayo de Goya y esa lampara de keroseno que sostiene un hombre y que ilumina a todo el cuadro( Museo del Prado). A Sorolla eso le debió de mostrar algo de lo que podría hacer infinita mente mejor y con toda superación.
Sorolla pintó estos cuadros para su mecenas de Nueva York cuando ya estaba enfermo y le había dado una apoplejía. Debió de sufrir mucho para terminarlos y trabajar en tantos metros de tela que tenía que sacar de su estudio y montar en otros lugares por su gran tamaño.
Una verdadera pena que los 14 cuadros tan maravillosos no los hiciera para dejarlos en España. Pero claro eran encargo y él también pintaría para vivir.
Fui dos veces a ver la exposición que se exhibe en las salas que Ban Caja ha dedicado para ella y tuve que esperar una hora y media la segunda vez bajo un incipiente y mas tarde feroz aguacero. Para entonces yo ya había llegado a cobijarme debajo de los toldos. También y durante la espera nos dieron unos deliciosos vasitos de chocolate caliente para paliar la humedad de esa tierra puesto que en Valencia no se puede decir que haga nunca mucho frío. Me mojé pero lo que vino después lo compensó todo.
Es verdad que Joaquin Sorolla fue un discípulo de Goya y Velazquez. Sus blancos de camisas y vestidos dan toda la luz al resto de sus pinturas y me recuerdan los fusilamientos del 8 de Mayo de Goya y esa lampara de keroseno que sostiene un hombre y que ilumina a todo el cuadro( Museo del Prado). A Sorolla eso le debió de mostrar algo de lo que podría hacer infinita mente mejor y con toda superación.
Sorolla pintó estos cuadros para su mecenas de Nueva York cuando ya estaba enfermo y le había dado una apoplejía. Debió de sufrir mucho para terminarlos y trabajar en tantos metros de tela que tenía que sacar de su estudio y montar en otros lugares por su gran tamaño.
Una verdadera pena que los 14 cuadros tan maravillosos no los hiciera para dejarlos en España. Pero claro eran encargo y él también pintaría para vivir.
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