11 may 2009

El Tiempo


Una de las frases mas corrientes utilizadas hasta ahora ha sido y es“la de que no tengo tiempo”. No tengo tiempo para ver a los amigos, ni para visitar a mis padres, ni para hacer deporte. Vamos siempre corriendo de un sitio a otro y no llegamos a todo lo que deseamos hacer. Tal vez sea una ambición muy grande planear tantas cosas para un mismo día, o tal vez al final de la jornada debíamos de hacer recuento de todas las cosas que hemos podido realizar para así darnos cuenta de lo que fueron muchas dentro de un agenda infinita e imposible que hemos planeado el día anterior.

Seguro que esta frase esta desapareciendo de la boca de muchas personas que se han quedado sin trabajo y que se cuentan ya por más de cuatro millones en España. Es muy posible que ahora tengan tiempo para muchas cosas pero no lo desean porque ese tiempo no es algo que agradecer sino la ausencia de algo necesario. Se necesita el trabajo para vivir y también para sentirnos útiles.

En África y en los hospitales de África siempre hay mucho mas trabajo de lo que se puede hacer y las jornadas se pueden alargar a veces hasta bien entrada la noche. Y durante la noche también existen esas llamadas de urgencia que hace que se duerma poco. Sin embargo una amiga canadiense siempre me corregía con una sonrisa cuando yo decía que no “tenia tiempo” “o que me faltaba el tiempo”. Ella me respondía que el tiempo esta ahí a nuestra disposición y que ni nos falta ni nos sobra lo único que tenemos que hacer es decidir como usarlo. Yo me rebelaba en medio de mi cansancio ante esta lógica imposible de rebatir pero me di cuenta viviendo en Africa que ella tenia razón.
El concepto del tiempo en Africa es completamente distinto del que tenemos los que nos llamamos pertenecientes al mundo occidental. En África el tiempo es el elemento indispensable para vivir las relaciones humanas, los acontecimientos de la vida, de la familia y del clan. John Mbiti un autor africano describe muy bien el uso y el significado del tiempo en las sociedades africanas.
En Malawi es imposible cruzarse con una persona conocida sin saludarse y sin dedicarse tiempo el uno al otro. A veces el encuentro puede consistir en una charla larga en posición de cuclillas, una posición de respeto, en medio de un camino o carretera polvorienta para que las cabezas y los cuerpos estén a un mismo nivel de altura sin sobresalir una de la otra o bien puede ser un simple saludo de pie en el que se entre crucen las frases corrientes de educación. Nadie parece tener prisa en esos momentos y todo lo que no sea la persona que se tiene delante carece de importancia.

Nosotros no lo hacemos bien. Muchas veces andando muy deprisa por la calle o en lugares públicos evitamos saludarnos para no “perder tiempo” y cuando nos damos de bruces con la persona y no podemos evitarlo nos pasamos cuatro o cinco minutos explicando que no tenemos tiempo de quedarnos y porque no lo tenemos. ¡Que error tan grande! En mi experiencia yo he aprendido que solo necesito de dos a tres minutos para sonreír y dar la mano o un beso a la persona que encuentro al mismo tiempo que le digo la agradable sorpresa que ha sido encontrarla y preguntar como esta ella, su familia o su trabajo. Solo he utilizado tres minutos de reloj pero la sensación al separarnos es de paz y bienestar. También es verdad que me encuentro con personas que no tienen prisa alguna y están dispuesta a contarnos todas sus enfermedades o los acontecimientos vividos los últimos 20 años. Para ellos utilizo un simple gesto de afecto como es el reposar una mano sobre el brazo de la persona para decir con educación y simpatía que la llamare y nos encontraremos para que podamos ponernos al día y tomar un café juntas.

En África nadie puede ni debe de faltar al funeral de un vecino o de un familiar. Se vive en otro contexto cultural con menos obligaciones laborales que las nuestras pero creo que mi hermana ha hecho una opción muy buena en sus relaciones personales: hacer lo posible e imposible por atender el funeral de los amigos y familiares de amigos o conocidos y optar por enviar regalos a las bodas o comuniones sin sentirse obligada a asistir excepto a las de los mas cercanos o íntimos. Todos sabemos que en momentos de dolor nunca vamos a olvidar los que nos acompañaron y estuvieron con nosotros apoyándonos con su presencia a vivir el sufrimiento mientras que es posible que no recordemos todas las caras de los que vinieron a las bodas o comuniones de los hijos, porque estaba tan nerviosa y ocupada en que todo saliera bien que me perdí un día tan feliz además de la cena y la fiesta.

Por lo que si que estoy de acuerdo en que el tiempo que nos toca vivir siempre esta ahí pero que es a nosotros utilizarlo como lo deseamos y de acuerdo con nuestras prioridades que desgraciadamente ya no son las de las relaciones personales .En eso los africanos nos llevan mucha ventaja y de ellos trato de aprender.

1 comentario:

laroda dijo...

Muy buena la refexión sobre el "tiempo", creo que escuchamos demasiado lo de "no tengo tiempo para nada·", y creo que la cuestión, está en como administramos nuestro tiempo.Gracias por vuestro blog