28 mar 2019

Los efectos del cambio climático serán peores de lo previsto, según un nuevo informe del IPCC




El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático señala en su nuevo informe que el mundo experimentará graves problemas antes de lo esperado a medida que las emisiones aumentan. Lunes, 8 Octubre

Por Stephen Leahy - National Geographic
Brasil es uno de los varios países clave donde la deforestación debe limitarse para prevenir el calentamiento global, según un nuevo informe global.



FOTO POR JOHN STANMEYER, NATIONAL GEOGRAPHIC CREATIVE


Las consecuencias y los costes de un calentamiento global de 1,5 grados Celsius serán mucho peores de lo esperado, según un informe global del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) publicado el domingo en Incheon, Corea del Sur.

Durante la última década se ha producido una serie sin precedentes de tormentas, incendios forestales, sequías, blanqueamiento de corales, olas de calor e inundaciones en todo el mundo con solo un grado Celsius de calentamiento global. Pero la situación empeorará con un calentamiento de 1,5 grados Celsius, o lo que es peor, 2 grados Celsius, según el Informe Especial sobre el Calentamiento Global de 1,5 grados del IPCC, que examina más de 6.000 estudios.

El IPCC también informó de que esos 2 grados Celsius podrían alcanzarse en solo 11 años y casi seguro dentro de 20 años si no reducimos las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Aunque se llevaran a cabo esas reducciones de inmediato, eso solo retrasaría —no evitaría— el calentamiento global de 2 grados Celsius.

«Consecuencias considerables»
Aunque un aumento de 0,5 grados Celsius en la temperatura ambiente no es perceptible, calentar todo el planeta de forma permanente tendrá consecuencias «considerables», según advierte el informe. Los efectos se sentirán en todos los ecosistemas, así como en comunidades y economías humanas.

«Limitar el calentamiento global a 1,5°C frente a 2°C reducirá la repercusión significativa sobre los ecosistemas, la salud humana y el bienestar», afirmó en un comunicado Priyadarshi Shukla, director del Centro Global del Medio Ambiente y la Energía de la Universidad de Ahmedabad, la India, y coautor del informe especial. Entre dichos efectos se incluyen tormentas más intensas, tiempo más errático, olas de calor peligrosas, aumento del nivel del mar y la perturbación a gran escala de las infraestructuras y los patrones migratorios.

Los hallazgos científicos del informe principal se resumen en el Resumen para Responsables de Políticas, aprobado por los representantes de los 195 países, incluido Estados Unidos.

Según el Acuerdo de París de 2015, los países del mundo acordaron mantener las temperaturas globales por debajo de los 2 grados Celsius, mientras que los estados insulares bajos, entre otros, presionaron por una temperatura muy inferior. Los compromisos actuales para reducir las emisiones de CO2 provocarán un calentamiento global de al menos 3 grados Celsius para 2100, lo que nos pondría en riesgo de puntos de inflexión naturales como la descongelación de grandes áreas de permafrost, que podría aumentar todavía más la temperatura mundial. El gobierno de Trump declaró la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París.

Michael Mann, climatólogo y director del Centro de Ciencias del Sistema de la Tierra de Universidad Estatal de Pensilvania, afirma que el calentamiento global es como encontrarse en un campo de minas que se vuelve cada vez más peligroso. «Cuanto más nos adentramos, más explosiones podremos provocar: 1,5°C son más seguros que 2°C, 2°C son más seguros que 2,5°C, 2,5°C son más seguros que 3°C, y así sucesivamente», afirmó Mann, que no participó de forma directa este el último informe del IPCC.


«Estabilizar el calentamiento global en 1,5°C será muy difícil, si no imposible, llegados a este punto», afirmó Mann por email.

En busca de grandes soluciones
El informe especial del IPCC describe varias vías para limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius. Estas soluciones requerirán unos esfuerzos sin precedentes para reducir en un 50 por ciento el empleo de combustibles fósiles en menos de 15 años y eliminar su uso casi por completo en 30 años. Esto significa que ningún hogar, negocio o industria tendrá calefacción por gas o petróleo; ningún vehículo se desplazará con diésel o gasolina; todas las centrales eléctricas de carbón y gas se clausurarán; la industria petroquímica tendrá que convertirse en industria química verde; y la industria pesada como la producción de acero y aluminio tendrá que emplear fuentes de energía sin carbono o tecnología de captura de emisiones de CO2 que almacenará de forma permanente.

Además, dependiendo de lo rápido que se reduzcan las emisiones, entre 1 y 7 millones de kilómetros cuadrados de tierra tendrán que convertirse para empezar a plantar cultivos de bioenergía y deberán añadirse hasta 10 millones de kilómetros cuadrados de bosques para 2050. Sin embargo, el informe advierte de que eso no será suficiente. Cada kilogramo de CO2 emitido en los últimos 100 años seguirá atrapando calor en la atmósfera durante siglos. Para 2045 o 2050, todavía habrá demasiado CO2 en la atmósfera. Para estabilizar las temperaturas mundiales en 1,5 grados Celsius, será fundamental contar con más bosques o con alguna forma de captura directa que extraiga CO2 de la atmósfera, según el informe.

Según Katharine Hayhoe, meteoróloga de la Universidad Tecnológica de Texas, este informe especial es como si el médico nos diera un diagnóstico grave. «Hemos hecho todas las pruebas posibles y los resultados no son nada buenos», declaró Hayhoe en una entrevista. «El médico, el IPCC en este caso, explicará las posibles vías de tratamiento para garantizar nuestra salud en el futuro. Nosotros (el público) decidiremos qué opción seguir».

El reto de permanecer por debajo de los 2 grados Celsius es inmenso, ya que exige el abandono de la infraestructura de combustibles fósiles, la adopción de fuentes de energía no fósiles y la retirada a gran escala de carbono de la atmósfera, según explica Glen Peters, director de investigación del Centro Internacional de Investigación del Clima de Noruega. «Permanecer por debajo de 1,5°C requiere una transformación más rápida y profunda que los 2°C», afirmó Peters.

Actualmente, según explica, vamos en la dirección equivocada, ya que las emisiones globales aumentaron un 1,5 por ciento en 2017 y es probable que vuelvan a aumentar este año. «Sin la implicación total y la alineación de nuestras dimensiones política, técnica y social, ni 1,5 ni 2 grados serán posibles».

Kelly Levin, investigadora del Programa del Clima Mundial del Instituto de Recursos Mundiales, está de acuerdo en que esto significa que los 2 grados Celsius supondrán un gran cambio frente a la dirección en la que vamos encaminados. Dicho esto, los modelos empleados para desarrollar las vías del IPCC para lograr el límite de 2 grados Celsius no incluyen todas las formas de reducción de emisiones y priorizan los métodos más baratos, según declaró Levin en una entrevista.

Por ejemplo, un amplio cambio dietético destinado a un menor consumo de carne y la reducción del consumo de materiales reducirían las emisiones en gran medida. Según Levin, los modelos también son conservadores respecto a la implantación de nuevas tecnologías y han subestimado el éxito de los paneles solares y los vehículos eléctricos. El Modelo 3 de coche eléctrico Tesla fue el cuarto coche más vendidoen Estados Unidos en septiembre, pese a costar más del doble que coches a gasolina comparables (y a las largas listas de espera).


El papel fundamental de los bosques


Los bosques también desempeñan un papel fundamental en la reducción de emisiones, según Deborah Lawrence, experta forestal de la Universidad de Virginia. «Los bosques aportan un servicio importantísimo a la humanidad al retirar actualmente en torno al 25 por ciento de nuestro CO2», declaró Lawrence en una entrevista.

La reforestación y la mejora de la gestión forestal podrían retirar CO2 de la atmósfera, según Lawrence, lo que supondría un 18 por ciento de las reducciones necesarias para 2030. Lawrence explicó que Brasil, China, India, México, Australia, Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea también podrían aumentar en gran medida sus bosques de forma económica y sin afectar a la producción de alimentos, pudiendo llegar a retirar miles de millones de toneladas de CO2 de la atmósfera, según demostrará un futuro estudio. Proteger y aumentar las selvas tropicales es especialmente importante, ya que enfrían el aire y son fundamentales para crear las precipitaciones regionales necesarias para la agricultura.

Explicó que, cuando la madera de bosques maduros se convierte en muebles o edificios, puede almacenarse CO2 a largo plazo. Por eso en Portland se finalizará la construcción de un edificio de madera de 12 plantas en 2019 y en Viena, Austria, se está construyendo un edificio de madera de 24 plantas.

Debemos proteger los bosques existentes para evitar los peligros del cambio climático, según advierte una coalición de científicos en un comunicado. Señalan que los bosques del mundo contienen más carbono que los depósitos explotables de petróleo, gas y carbón.

«El clima futuro de nuestro planeta está íntimamente vinculado al futuro de sus bosques», escribieron los científicos.

11 mar 2019

La celebración internacional de una veintena de jornadas impulsa la sensibilización ciudadana para proteger la naturaleza y la vida






Ushuaia, Tierra del Fuego, en Argentina (Jason Edwards / Getty)






DANIELA GONZÁLEZ / EFE


03/01/2019 10:27Actualizado a03/01/2019 10:Desde el día mundial de la educación ambiental en enero hasta el de las montañas en diciembre, el calendario anual está lleno de fechas conmemorativas para atraer la atención sobre los problemas del medioambiente y sensibilizar a la población mundial.


De esta manera, fechas de concienciación respecto a distintos desafíos ecológicos, problemas ambientales y colectivos relacionados se pueden encontrar a lo largo de todo el año, fijados por las Naciones Unidas pero también por otras entidades como la Unión Europea o las organizaciones conservacionistas.


En 2019, las primeras celebraciones son, en enero, el día mundial de la educación ambiental el sábado 26 y por la reducción de las emisiones de CO2, el lunes 28.


En febrero, la fecha más importante es el sábado 2, cuando está fijado el día mundial de los humedales, mientras que en marzo hay al menos cuatro jornadas de interés: el domingo 3, día mundial de la Naturaleza; el martes 5, el de la eficiencia energética; el jueves 21, el de los bosques y el viernes 22, el del agua.


A ellas hay que sumar la llamada hora del planeta, convocada por una de las principales organizaciones ecologistas del mundo, WWF, en esta ocasión para el sábado 30 de marzo.








(Foto: mikiell / Getty Images/iStockphoto)


Llega la primavera (en el hemisferio Norte)


En abril, el miércoles 17 es el día mundial de la lucha campesina; el lunes 22, el de la Tierra y el jueves 25, el de la concienciación sobre el problema del ruido.


En mayo, el viernes 10 se festeja el día mundial de las aves migratorias; el viernes 17, el del reciclaje; el miércoles 22, el de la biodiversidad y el viernes 24, el día europeo de los parques que conmemora la declaración de los primeros parques nacionales en el Viejo Continente y, en concreto, en Suecia, hace ya más de un siglo.


Ese mismo mes de mayo se celebra, el martes 21, una fecha especialmente querida en España: el día europeo de la Red Natura 2000, proclamado por la UE gracias a una iniciativa conjunta de la sociedad civil a través de la ong SEO/BirdLife y Efeverde, la plataforma de información medioambiental de la Agencia Efe, para rendir tributo a los espacios protegidos de la red más importante de conservación de biodiversidad del mundo.


Entre los meses de junio y agosto


En junio, el miércoles 5 es el día mundial del medioambiente, uno de los más importantes del calendario ecologista, que fue fijado a finales de 1972, aunque el primero se celebró en 1973.


El sábado 8 de junio es el de los océanos y el domingo 16 el de las tortugas marinas -aunque el día mundial de las tortugas se celebra curiosamente en mayo-; el lunes 17, es el día contra la desertificación y la sequía; el viernes 21, el del Sol -que las organizaciones conservacionistas aprovechan para defender las energías renovables-; el lunes 24, contra la contaminación electromagnética y el viernes 28, el del árbol.


No hay vacaciones para las festividades ecológicas y, así, el miércoles 3 de julio es el día internacional libre de bolsas de plástico; el domingo 7, el de la conservación del suelo y el viernes 26, el de la defensa del ecosistema manglar, mientras que en agosto el viernes 9 es el de los pueblos indígenas y el jueves 29 es la fecha internacional contra los ensayos nucleares.


De septiembre a noviembre


En septiembre, el lunes 16 es el día internacional de protección de la capa de ozono; el domingo 22, el día europeo sin coches y el martes 24, el marítimo.


En octubre, el primer fin de semana se festeja el día mundial de las aves y, el primer lunes -que este año cae el día 7- el del hábitat; el domingo 13 es el de la reducción de las grandes catástrofes naturales y el jueves 31, el de las ciudades.


Además, este mes incluye otra fecha llamativa: el viernes 4 es el día de los animales, declarado en 1929 en Viena y muy apoyado por la Iglesia Católica desde que en 1980 el papa Juan Pablo II declarara a San Francisco de Asís patrono de animales y ecologistas.


Ultimas celebraciones el año


En noviembre, el miércoles 6 es el día internacional para la prevención de la explotación del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados y el jueves 21 es el de la pesca.


El último viernes del mes -este año, el 29- es el día internacional contra el consumismo o ‘Green Friday‘ (viernes verde), en contraposición al ‘Black Friday’ (viernes negro) promocionado por la industria y el comercio de EEUU, que en los últimos años también se ha instalado en España.


Finalmente, en diciembre el jueves 5 es el día mundial del suelo y el miércoles 11, el de las montañas.


Éstos son los días más reseñables, pero el calendario alberga también conmemoraciones menos conocidas como el día internacional del galgo en febrero, el de la bicicleta en abril o el del saneamiento en noviembre, entre otras.




Contra la cultura de la violencia la cultura del Cuidado

Me parece interesante  la reflexion que hace Boff en su pagina referida al cuidado en contra de la violencia que nos aqueja. Reproduzco parte de su articulo.

Contra esta cultura de la violencia proponemos la cultura del cuidado, uno de los ejes estructuradores del citado psicólogo Winnicott. La categoría cuidado (care, concern) se presenta como un verdadero paradigma. Posee una remota ancestralidad, contada por el esclavo Higino, bibliotecario de César Augusto, en su fábula nº 220. El cuidado constituye también el núcleo central de la obra mayor de Martin Heidegger Ser y Tiempo ($ 41 y 42). En ambos, se afirma que el cuidado es de la esencia del ser humano. Sin el cuidado de todos los factores que se combinaron entre sí, jamás habría surgido el ser humano. El cuidado es tan esencial que si nuestras madres no hubieran tenido el infinito cuidado de acogernos, no hubiéramos tenido cómo dejar la cuna y buscar el alimento necesario. Habríamos muerto de hambre.
Bien escribió otro psicoanalista, éste norteamericano, Rollo May: «En la actual confusión de episodios racionalistas y técnicos, perdemos de vista al ser humano. Debemos volver humildemente al simple cuidado. Es el mito del cuidado, y sólo él, lo que nos permite resistir al cinismo y a la apatía, las enfermedades psicológicas de nuestro tiempo» (Eros y represión, Vozes 1982: 340).
Todo lo que hacemos viene, pues, acompañado de cuidado. Todo lo que amamos también lo cuidamos. Todo lo que cuidamos también lo amamos. El cuidado es tan esencial que todos lo comprenden porque todos lo experimentan en cada momento, sea al atravesar la calle o al conducir el coche, sea con las palabras que dirigimos a otra persona.
Mediante el cuidado se expresan dos sentidos básicos. Primero, significa una relación amorosa, suave, amigable y protectora hacia nuestro semejante. No es el puño cerrado de la violencia. Es la mano extendida para una alianza de vivir y convivir humanamente.
En segundo lugar, el cuidado es todo tipo de implicación con aquellos que nos son cercanos y con el orden y el futuro de nuestro país. Implica cierta preocupación porque no controlamos el destino de los demás y del país. Quien tenga cuidado no duerme, decía el viejo Vieira.
Finalmente, observó Winnicott, el ser humano es alguien que necesita ser cuidado, acogido, valorado y amado. Simultáneamente es un ser que desea cuidar, como queda claro con nuestras madres, ser aceptado y ser amado.
Este cuidado de unos por otros y de todos por todo lo que nos rodea, la naturaleza y nuestra Casa común refrena la violencia, no permite la acción devastadora del odio que ofende y mata, y es el fundamento de una paz duradera.
La Carta de la Tierra, asumida por la ONU en 2003, nos ofrece una de las más verdaderas comprensiones de la paz: “es aquella plenitud que resulta de las relaciones correctas con uno mismo, con otras personas, otras culturas, otras vidas, con la Tierra y con el Todo mayor del que somos parte” (nº 16, f).
En el actual momento de nuestro país, atravesado por odios, palabras ofensivas y exclusiones, el cuidado es imperativo. En caso contrario profundizaremos la crisis que nos está asolando y restringiendo nuestro horizonte de esperanza.