Ha sido realizado por los mejores expertos y expertas en ciencia climática por mandato de la ONU y nos dice que hay más emisiones, más deforestación, más fenómenos meteorológicos extremos y que tenemos menos “presupuesto de carbono” para emitir. En definitiva, nos recuerda porqué se eligió un objetivo tan ambicioso como es el de no superar el 1,5º C. El Sexto Informe del IPCC profundiza en el análisis acerca de los cambios bruscos, por ejemplo en la circulación del océano y su irreversibilidad que pueden suceder, o con el deshielo del Ártico y la Antártida. Analiza el papel de los contaminantes de vida corta, por ejemplo como las partículas (PM2,5) que en buena medida provienen los vehículos diésel en la ciudad. O también un análisis sobre un escenario -nueva hoja de ruta (SSP1-1.9)- para cumplir con el objetivo a largo plazo de 1,5ºC, y lo que implica para la escala anticipada de cambios frente a escenarios de mayores emisiones.
Estamos en un momento decisivo, sí, pero también en cuanto a los avances. La irrupción de la energía solar y eólica como fuentes más económicas de producción eléctrica ya están desestabilizando el sistema energético convencional de combustibles fósiles, se está produciendo un despertar, lento pero despertar, del sector financiero; las demandas y sentencias judiciales sobre cuestiones climáticas (unas 1.500 en 38 países) están abriendo nuevos caminos legales, el empuje y aumento del movimiento juvenil por el clima tiene mucha fuerza, y por supuesto, hay más investigaciones y una visión más clara del pasado, presente y futuro y de los factores en juego.
Este informe apremia a los gobiernos a aumentar sus compromisos (y cumplirlos) en la próxima Cumbre del Clima de este año en Glasgow (Reino Unido), la COP 26, para hacerlos coherentes con estos nuevos datos científicos del IPCC. Toda la clase política debería estar trabajando las veinticuatro horas del día en ello para alinear todos los esfuerzos de la humanidad en detener el cambio climático catastrófico. Deben saber que necesitamos políticas mucho más ambiciosas y abandonar las que son perniciosas o tramposas para reducir las emisiones de carbono lo más rápido posible, eliminar lo más rápidamente los combustibles fósiles, transformar nuestro sistema alimentario y financiar a los países más afectados por la crisis climática.
La COP-26 es un momento crítico para que detengamos nuestra carrera en la autopista hacia el infierno climático.
publicado en el boletin de Biotropia
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