Las causas de este aumento son muchas: desde la irrupción de la Covid-19, el estancamiento de la financiación internacional desde hace una década o las resistencias a los antibióticos y a los insecticidas. Pero hay uno, quizá menos conocido, que es sumamente destacable: el cambio climático.
La malaria es una de las enfermedades más sensibles al clima. Sirva como ejemplo: la subida de las temperaturas ha provocado un aumento en la duración de la temporada de transmisión de la malaria de más del 31 en las tierras altas de América y de casi un 14% en las tierras altas de África.
Los fenómenos meteorológicos extremos causados por el cambio climático también guardan una estrecha relación. En Pakistán, por ejemplo, tras las terribles inundaciones que ocurrieron el año pasado, hubo más de 1.6 millones de casos confirmados en 60 distritos, cuadruplicando los 400.000 casos del año anterior.
Hoy, Día Mundial de la Malaria, repasamos junto al Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria historias como la de Fazila, para comprender cómo y de qué manera el cambio climático está amenazando el control de esta enfermedad.
Publicado en Salud por Derecho
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