29 abr 2008

Reflexiones

Unos días después de de las elecciones generales del 9 de Marzo me encontraba yo sentada en frente del mar con un matrimonio amigo mío hablando de los últimos acontecimientos políticos. Según intercambiábamos impresiones mi amigo miró con una chispa de humor a su mujer y le dijo que yo estaba bastante correcta en mis ideas sino fuera por algunos cuantos agujeros que eran muy visibles. Me reí abiertamente y como un rayo paso por mi mente el recuerdo de muchos años atrás en Inglaterra en donde otro matrimonio amigo mío ingles y sus amigos me gastaron la broma de decirme que me querían igual aunque yo fuera católica romana y española! ¡Qué alivio tan grande!
Una semana más tarde me encontraba en un escenario completamente diferente. Con una amiga socialista acérrima, provocadora y muy poco condescendiente con ninguna idea que huela a Iglesia institucional o derecha política. Hablamos de empleos y emigrantes y le quise explicar lo que un amigo muy conocedor de Economía me había explicado sobre la necesidad de que los trabajadores españoles o emigrantes tuvieran un contrato justo de trabajo. Su teoría era que en lugar de utilizar constantes parches como lo hace el Gobierno, los 400 Euros famosos por ejemplo, para suplir las necesidades de llegar a final de mes o tener trabajo, cuando saliera una oferta de empleo de miles de puesto en la Agricultura se podría ofertar primero a los españoles que estuvieran en el paro y después continuar con los extranjeros. Para evitar la picaresca española de vivir continuamente del paro su proposición era que una vez se les ofrecía el trabajo sino presentaban las causas de porque estaban en él permanentemente se les podría retirar el paro y así obligar a que trabajaran y no huyeran de los oficios en que ningún español quiere hacer hoy día. De ahí surge la necesidad de mano de obra extranjera de la que tanto nos quejamos a menudo pero sin la cual no podemos seguir prosperando. Y esto es un hecho.
Pues bien, mi amiga socialista atacó el argumento con tanta fuerza tachándolo de racista y derechista que no hubo manera de dialogar.
Nos conocemos un montón de años pero cuando la escuchaba me sentí algo así como si yo perteneciera a las antiguas SS alemanas y de que súbitamente yo era del campo completamente opuesto a lo que me habían considerado unos días antes el matrimonio amigo mío. ¿Cómo era eso posible? ¡Y yo que soñaba con un dialogo abierto en la política, en la religión, en las culturas y en todas las cosas que nos caracterizan y nos diferencian!
Encuentro muy interesante que las personas y más los amigos de verdad como son estos de quien estoy hablando te encuentren o muy liberal, éticamente correcta o muy cerrada y fascista según las creencias o puntos de vista que ellos practican. Todos los amigos y amigas que tengo tienen un denominador común: su preocupación por los pobres, por África y comparten lo que tienen con ellos. Y esto lo hacen desde muy distintos puntos de vista cristianos, políticos y éticos.
Y a mi me da igual las sonrisas picarescas y cariñosas a cerca de mi o las discusiones acaloradas e incendiarias porque cuando estoy con ellos lo que encuentro fascinante es la Amistad!.

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