20 may 2008

Dialogos musicales


En Argel se esta celebrando en este mes de Mayo el noveno Festival de Cultura europea en Argelia bajo el patrocinio del presidente de la republica de Argelia y los estados miembros de la Unión Europea. Todos los países han tenido una velada con presentación de sus artistas y grupos musicales.

Con este motivo el 11 de Mayo pude asistir organizado por Bélgica y especialmente el cónsul wallon a un encuentro titulado Diálogos musicales con tres números muy bonitos y uno de ellos muy espectacular.

El primero, que se denomina “Cuerdas atadas entre Oriente y Occidente” estaba formado por la guitarrista clásica belga, Verónica Gillet y el virtuoso del saz Emre Gultekin, un belga también originario de Turquía. No había asistido nunca un concierto con el instrumento saz, que es una guitarra abombada y con sonidos parecidos a nuestras mandolinas y ellos abrieron mi universo musical a obras de la región de Thrace el este de Turquía, Argelia y Hatay. Los dos artistas eran de una talla impresionante. Emre Gultekin posee además una voz preciosa y canto alguna de las composiciones musicales.

El segundo grupo, “Pasarelas” lo formaba el argelino Mahmoud Barkou un hombre muy simpático y prolífico que lo mismo tocaba el sax soprano, la flauta, y la flauta de madera y el acordeonista Francis Danloy de la Orquesta Filarmónica de Liege. Hicieron un viaje musical árabe-andalou pasando por la música clásica Otomana y recordando a Bela Bartok en uno de sus viajes a Argelia en la que el celebre compositor se deleito e inspiro para alguna de sus composiciones. Barkou y Francis Danloy le recordaron y le rindieron homenaje interpretando su música.

Cuando mis ojos se abrieron de verdad porque mis oídos ya lo habían hecho, fue cuando apareció el tercer grupo que actuó esa noche perteneciente a la Asociación El Dzajira.

Este grupo formado por 22 músicos la mayoría muy jóvenes, vestían los trajes de gala argelinos de una belleza increíble y espectacular. Los corpiños de los trajes de las mujeres estaban todos bordados con hilos de oro o imitando al oro y las faldas se recogían en el tobillo de los pies haciendo la forma de un medio pantalón abombado. Todas calzaban sandalias muy altas de tacón lo que proporcionaba al conjunto de la vestimenta un toque muy occidental . Los corpiños eran de colores negros, rosas, azules y verdes que resaltaban con las melenas de las artistas, rubias o morenas, todas con el pelo largo y suelto y tocando el saz a un ritmo que hacia vibrar a toda la sala. Los varones iban todos de blanco con un traje de gala argelino y los instrumentos que interpretaban eran el saz, la guitarra española, los timbales, el piano y sus voces. La cantante del coro Sarah Bessaoud hizo lo que quiso con su voz y nos deleito a todos con canciones muy románticas argelinas de las que sus títulos hablan claramente: Una pobre hoja, Se acerca la noche, Mi tiempo ha llegado con mi amado, No sabía lo que era el amor…

Este espectáculo duro tres horas pero me hubiera quedado parte de la noche escuchándolos además de haber comprendido que cuando se habla de música del andalou no hay que confundirla jamás con la música andaluza del sur de nuestra España sino que ella es solo una parte y componente de toda la música concebida e interpretada por los países que costean el Mar Mediterráneo y muchos de sus países vecinos .

Un verdadero descubrimiento que demuestra que cuando menos lo pensamos algo bello y desconocido puede aparecer en nuestras vidas.

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