Acabo de terminar de leer una novela
recomendada por una amiga y escrita por alguien que no conocía:
Albert Espinosas.
Y me hacia tantos elogios que deje lo
que estaba leyendo en esos momentos para leerla casi de un tirón en
unos pocos días. Y la verdad es que no me ha defraudado. Es original
y llena de valores humanos, lo que a veces es muy raro de encontrar.
Me ha llamado la atención que las
verdaderas protagonistas de la novela sean dos mujeres y que ya no
estén vivas pero que existen mas que los otros personajes porque
son ellas quienes los hacen vivir y dan sentido a sus vidas. Todo son
referencias y recuerdos de lo que fueron, los quisieron y el legado
que les dejaron para poder afrontar la edad adulta y el presente de
cada día.
El “circulo de confianza” que le
propone la mujer del relator de la historia sustituye al
enamoramiento romántico y la pasión que se puede vivir con ello
para crear una relación tan fuerte que transforme a dos personas en
una sola. La definición de en que se basa este circulo es preciosa y
podría ser modelo para cualquier relación de amistad, familiar y
humana en el que el otro es parte de ti mismo, de ti misma. Algo muy
difícil de conseguir en los tiempos presentes pero no imposible. ¿
Quien es capaz de confiar en el otro de una manera total y
permanente? “Quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro.”
La brújula que busca las sonrisas
perdidas es la esperanza de que la vida siempre supera a la muerte y
se puede seguir viviendo, amando y esperando en todo lo que ella nos
ofrece cada día. Las sonrisas que se esconden en los puños de una
mano, una delicia.
Pero la novela no deja de tener su
moraleja y su parte agridulce.
El motivo por el que un padre retiene
a sus hijos unas horas para que no vean el dolor de una madre a la
que adoran sumida en el sufrimiento agónico destruye la relación
de unos hermanos para siempre y los sume en la rabia y la
desconfianza total. Esa es la paradoja de la novela. Esa carencia que
vivirán y hará que cada uno lleve vidas separadas y desconectadas
de los otros no suple la intención primaria de evitarles un dolor.
Unas horas que se pagan con años llenos de odio.
No poseemos a nadie, nadie nos posee
totalmente a nosotros, nadie es para siempre y todos nos marchamos
antes o después de la vida de los que amamos. No aceptar estas dos
realidades pueden sumir a las personas en una creencia de que sin
ellas ya no hay nada bueno y valido y con esa certeza negar y apagar
el amor de los que aun siguen vivos, a nuestro alrededor y nos
quieren.
Por eso pienso que en cualquier caso o
por lo menos salvo algunas excepciones, la realidad por dura que
pueda ser , en este caso un sufrimiento visualizado tiene poderes de
sanación para quienes lo comparten y lo viven juntos mientras que
el ocultarlo y no ceñirse en la verdad siempre tendrá un precio
que pagar y rompiendo en el caso de esta historia relaciones tan importantes como
son las de la infancia y las de la sangre.
De todos modos una novela bonita.
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