Las
lecturas del fin de semana nos han traído temas bien interesantes para nuestra
Cuaresma en conversión ecológica:
- En primer lugar, el viernes, día tradicional de “abstinencia”, nos
trajo una visión del ayuno muy lejana a la del sacrificio personal, y más
cercana a la de la justicia social; en este contexto, la Alianza Católica por el Clima nos invitaba a pensar en la
dimensión social que hoy puede tener el dejar de comer carne, o el hacerlo
en menor medida, ya que el consumo de carne, sobre todo de carnes rojas,
tiene un gran impacto ecológico, mucho mayor que el consumo de la misma
cantidad de proteínas de procedencia vegetal. Este si es un ayuno en la línea
de los ayunos que Dios quiere, según nos lo presenta el profeta Isaías
- El sábado, en labios del mismo profeta, se nos presenta una
hermosa metáfora del creyente comprometido con la justicia social: “Serás
un huerto bien regado”. Hermosa metáfora que nos coloca en la senda de la
ecología profunda de la Laudato si, en la que la Naturaleza no aparece tan
sólo como receptora de la acción humana, sino también como modelo de
comprensión de la propia vida del ser humano. Implicarse en acciones
justas tiene, por tanto, efectos beneficiosos sobre nuestra vida, a la que
puede hacer florecer y dar fruto en plenitud.
- Y hoy domingo se nos presenta el texto de las tentaciones, el
mismo texto que durante este trimestre se está trabajando en el Plan de
Evangelización de la Archidiócesis de Madrid. En el ámbito de la ecología
resuenan aquí las múltiples tentaciones en que incurre el ser humano: la
de utilizar la Naturaleza pra su propio beneficio exclusivo, y vivirla
como mero recurso; la de mostrarse ante la Naturaleza como quien tiene
realmente el poder y la capacidad de decisión, como si estuviera separado de
la propia vida natural; y la de fabricarse ídolos a los que adorar, como
el dinero y el progreso, alejándose así de la vinculación con los otros
seres humanos, con la Naturaleza y con el mismo Dios. Hay también que
hacer aquí un esfuerzo serio para no dejarse llevar por las tentaciones y
volver al verdadero sentido de la vida, una vida de relaciones con los
hermanos, inserta responsablemente en el medio natural y abierta a la
trascendencia de Dios.
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