Antes
de las pasadas elecciones en Francia, Emmanuel Macron no parecía partidario
del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), un impuesto que negocian
11 países europeos (incluido España) y que pretende aplicar una pequeña tasa
sobre la compra y venta de acciones y bonos, y sobre otros productos
financieros como los derivados. De hecho, Macron, en su programa electoral,
hablaba de una reducción de impuestos a los bonos y acciones.
Además,
con la excusa de su reciente elección como presidente, el gobierno de Macron pidió cancelar la reunión
de ministros de finanzas sobre el ITF previa al ECOFIN (la reunión de
Ministros de Finanzas europeos) de mayo, suponiendo un nuevo revés para el
acuerdo final tan esperado sobre el impuesto.
Sin embargo
en una reunión de alto nivel sobre el clima con sociedad civil francesa,
investigadores y pequeños empresarios, el nuevo presidente francés se ha
comprometido a conseguir un acuerdo sobre el ITF antes del fin del verano,
como cuenta este
artículo de Le Monde (en francés).
Francia
asume el liderazgo en la negociación final de la esperadísima Tasa Robin
Hood. Un impuesto que recaudaría alrededor de 22 mil millones de euros en Europa que
deberían destinarse idealmente -como venimos pidiendo líderes de opinión y
sociedad civil de todo el mundo- para luchar contra el cambio
climático y retos de salud global como la lucha contra las pandemias de sida,
tuberculosis y malaria.
Salud por Derecho
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14 jun 2017
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