Recuerdo muy bien mi primera estación de lluvias en Malawi. De los agujeros de la tierra salían cientos de insectos blancos voladores muy ligeros que los niños riéndose y felices trataban de capturar en sus pequeñas manos. Luego se los echaban a la boca y se los comían. Eran y son insectos muy limpios que proporcionan muchas proteínas.
Parece que al contarlo así puede producir a los aficionados al programa diario de buena cocina de TV española una cierta aprensión, pero en Malawi la gente se sorprendía mucho cuando les comentaba que comíamos caracoles o que en la región de Valencia se pescaban las anguilas y se degustaban como un plato muy exquisito. Y no digamos los franceses con sus famosas sopas de patas de rana.
Las costumbres culinarias varían de país a país en todo el mundo y los insectos son en África a veces la única fuente de proteínas que posee la población. En Malawi solo comen carne de vaca en días extraordinarios de fiestas importantes como la Navidad o en eventos nacionales y religiosos.
Existen insectos comestibles en distintos países africanos. Las langostas o saltamontes se comen en Uganda, Chad, Níger y Sudan, los grillos en Argelia, Zambia y Zimbabwe, los gusanos tostados en la República del Congo, Malawi, Botsuana, y Sudáfrica. Las mariposas en Madagascar, los Coleópteros a la brasa en Togo y en Benin. Y la lista es larga. Y todos ellos poseen proteínas y alimentan a la población.
Por tanto es importante que luchemos contra los mitos culinarios y aceptemos los insectos como una dieta normal en otras culturas sin que intentemos criticarlas o cambiarlas. Pensemos que todos los mariscos o moluscos como las almejas, percebes, cangrejos repugnan a muchas culturas y grupos humanos.
Estas costumbres culinarias son importantes a tener en cuenta si se piensa que según los datos de la FAO, Organización Mundial de la Agricultura y Alimentos en el año 2050 la población mundial alcanzara 9.000 millones de habitantes y la necesidad de proteínas aumentara en un 70%. Ya no habrá alimentos para todos. La carne ya es un alimento raro hoy en día y cada vez mas se convertirá en un manjar de lujo accesible solo a los mas ricos.
Según unos investigadores de la universidad de Wageningen ( Holanda) que hace cinco años estudian 1400 especies de insectos comestibles, afirman que su captura causa un mínimo impacto sobre el ambiente y que para producir un kilo de proteínas derivadas de los insectos se necesita una superficie diez veces menor que para producir la misma cantidad de proteínas derivadas del ganado o de las aves. Se producen menos gases de invernadero y no se contaminan los campos, ademas de que se economiza el agua.
Ahora todo esto nos parece muy lejano y ajeno a nosotros...Es verdad, pero el mundo cambia, cambia, cambia...y parece ser que nuestro globo terráqueo se va deteriorando debido a lo mal que lo tratamos. Si hay hambre...hasta los nabos o raíces de Escarlata
O´Hara saben a gloria.
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