9 jun 2008

Un dia bonito


Un día bonito

El viernes pasado 6 de Junio nos reunimos todos los cristianos católicos para pasar un día juntos e informarnos de las actividades anuales que los diferentes grupos y parroquias están realizando en la diócesis de Argel..

Fue un día muy agradable y muy bien organizado. La casa diocesana tiene un jardín grande y allí habían instalado el altar para celebrar la Eucaristía. La celebró el Obispo de la diócesis de Argel Monseñor Teissier que acaba de ser sustituido por un sacerdote jordano Monseñor Ghaleb Bader de 55 años que será primero ordenado Obispo en Aman y luego vendrá a hacerse cargo de su nuevo apostolado y misión aquí en Argel.

Monseñor Tissier que tiene la doble nacionalidad, francesa y argelina es muy conocido en el mundo eclesial por su dedicación y total compromiso a la Iglesia y el pueblo argelino. Para mucha gente que ha vivido tantos acontecimientos importantes con él, la independencia de Argel, los ataques terroristas de los años noventas en el que murieron sacerdotes y religiosas y miles de argelinos les va a resultar difícil no verlo por aquí.

Asistimos unas 300 personas y fue en verdad un día muy agradable. La mañana se paso con los testimonios de católicos de tres parroquias cercanas a Argel y las actividades que se llevan a cabo con los niños africanos subsaharianos, los minusvalidos y los niños enfermos en el hospital.

La Eucaristía fue en francés, árabe, portugués y libanés y animada por la coral de la parroquia de Blida.

Estoy segura que éramos un grupo con mas de 50 nacionalidades diferentes llegados de todas partes del mundo. El grupo de africanos subsaharianos es ya muy grande y se les ve integrados en sus parroquias y muy comprometidos con su fe: uno de ellos nos dijo que al llegar a Argelia se había preguntado como podría seguir alimentando y expresando su fe en medio de un pueblo musulmán pero que la pertenencia a una minoría como somos aquí los cristianos, le había hecho profundizar mucho en su fe y sentirse responsable y orgulloso de ella de lo que no era consciente cuando estaba en su país.

Me encantó sentirme entre ellos y volver a vibrar con sus cantos y bailes tanto durante la Eucaristía como cuando nos animaron la tarde y me pareció que Malawi estaba un poco mas cerca de mi.

El grupo de Madagascar nos entusiasmó con un baile de su tierra compuesto por tres parejas que expresaba muy bien la delicadeza de una cultura afro-asiática muy refinada y a la vez llena de gracia y con una pizca de sensualidad expresada en los rostros de los bailarines.

Para mucha gente de mi generación y nacida en España lo normal es haber crecido en un país que se denominaba católico y en el que en cada calle había una iglesia en donde poder recibir los sacramentos y atender al culto. Cuando se ha vivido con ello siempre se piensa que va a ser así en todos los lugares a los que se viaja. En Malawi hay una gran mayoría cristiana y una libertad de culto total por lo que las fiestas parroquiales son grandiosas y multitudinarias. Los africanos expresan su fe bailando y cantando.

Vivir en un contexto en el que la mayoría pertenece a otra religión hace sentir la importancia que tiene la comunidad cristiana rodeada alrededor de la Palabra de Dios y estrecha y hace más fraternales las relaciones humanas. Pienso que una gran mayoría de los que estábamos allí ese día habíamos encontrado con mas profundidad el sentido de nuestra fe al vivir en Argelia como había contado el joven africano. Su experiencia era muy común a todos.

Y también eso si, en medio de esa inmensidad de musulmanes una se siente mas humilde y también mas pequeña, lo que creo que es una experiencia buena y muy saludable.

Y hasta el año que viene.

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