27 may 2008

Aprendiendo arabe en Argelia


Aprendiendo árabe en Argelia

El árabe es una lengua a la que no le gustan las vocales. En consecuencia es muy importante pronunciar bien las consonantes de las palabras para así no confundir las palabras y decir cosas distintas de las que se desean.. Si no se pronuncia bien no se sabe lo que se dice. Esto seguro que pasa en todas las lenguas pero cuando las consonantes se pronuncian en diferentes partes de la boca y de la faringe entonces si que eso se convierte en un problema para los que debemos de aprenderlo. Las guturales son un verdadero dolor de cabeza para mí. Y hablo del árabe dialectal. El literario ni lo intento. Con unos signos que comienzan de izquierda a derecha y para los que es mejor tener aptitudes para el dibujo sino menudo empastre de palabras. Yo no las tengo: lo que si tengo es un recuerdo de mi bachillerato en el que en el examen de algún curso tenía que copiar una lámina con dos pingüinos y me salieron dos cuervos. Naturalmente me suspendieron con toda justicia. Y eso que tengo un hermano pintor que es muy bueno pero que no me ha pegado nada de sus dotes y dones. Eso de que tenemos los mismos genes…yo no se a que se refieren.

En la Biblioteca hay un joven estudiante argelino, Hosim que ayuda a los que preparan sus trabajos de informática pero que cuando me ve intentando luchar con algún ejercicio de pronunciación o traducción se acerca adonde estoy, coge una silla, se sienta a mi lado e intenta ayudarme. Es muy majo. El miércoles pasado teníamos los dos nuestras cabezas inmersas en el libro y a mi me hace mucha gracia cuando acierto algo en la traducción y me alienta con la palabra: “voila!. Eso es”. Pero entonces ocurrió algo que me desinflo completamente. Por delante de nuestra mesa paso otro compañero de trabajo muy serio y eficiente con las matemáticas y al vernos tan concentrados se paro delante y nos pregunto que hacíamos. Hosim le contesto que yo aprendía árabe y a mi se me ocurrió dirigirle osadamente dos palabras que creí saber bien. El nos miro a los dos y sin mover un músculo de su rostro nos dijo: “ ¿estáis seguros que no habláis del alemán en lugar del árabe? Y siguió su camino.

Me quede tan parada que no reaccione hasta que habían pasado unos segundos. Hosim se había quedado con la boca abierta pero yo estalle en carcajadas y aun me estoy riendo cuando recuerdo la escena.

Árabe no aprenderé pero por lo menos ya me estoy riendo un montón.

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