Dos meses después de la histórica cumbre interreligiosa celebrada en el Vaticano en la antesala de la COP 26 para firmar un compromiso conjunto contra el cambio climático, la Iglesia española ha tomado el testigo y ha convocado, en otra foto para la historia, a representantes de las principales religiones en nuestro país, para reflexionar y testimoniar el compromiso conjunto en la lucha contra el cambio climático y el cuidado de la Casa Común, que “está en la base de la fe”.
El Cardenal Juan José Omella, presidente de la CEE; el P. Archimandrita Demetrio, del Arzobispado Ortodoxo de España y Portugal; Mohamed Ajana, de la Comisión Islámica de España; Moshe Bendahan, de la Comunidad Judía de España y Alfredo Abad, de la Iglesia Evangélica Española, acudieron al llamamiento, no solo de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción Humana de la CEE, convocante del acto, sino también de numerosas instituciones que trabajan, de uno u otro modo, en las cuestiones esenciales que tienen que ver con la vida, el cuidado de la casa común, la justicia social y la situación de los pobres: Cáritas Española, CONFER, Manos Unidas, Fundación Pablo VI, Movimiento Laudato si, Comunidad San Egidio, Enlázate por la justicia, Justicia y Paz, REDES, Secretariado de la Subcomisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, Comisión Islámica, Federación de Comunidades Judías de España, Iglesia Evangélica Española y la Iglesia Episcopal Reformada Española.
Moderados por la periodista Mª Ángeles Fernández, directora de “Frontera” y “Últimas Preguntas”, de RTVE, los 5 partieron de la base de que el hombre “no es dueño del universo, sino custodio” y que Dios lo ha puesto en la Tierra, para que, “estando a su servicio” la cuide y la proteja, empezando por los más débiles, como son “los pobres, los refugiados, el embrión humano y las personas a las puertas de la muerte”, tal y como apuntó el representante de la Iglesia Ortodoxa en España y Portugal, P. Archimandrita Demetrio. El problema es que a lo largo de los siglos el hombre “en vez de jardinero del Edén se ha convertido en depredador del Cosmos”.
En las mismas escrituras hay ejemplos de cómo tenemos que cuidar la Tierra, pero quizá, reconoció el Cardenal Juan José Omella, “no lo hemos cultivado lo suficiente en nuestras catequesis y en nuestros trabajos pastorales”. El grito de la Tierra, el llamamiento de muchas personas y del propio Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si’ “nos alerta de todo lo que nos estamos jugando para las generaciones futuras”, que son quienes van a sufrir las consecuencias de su deterioro.
En este mismo sentido habló el representante de la Comunidad Judía en España, Moshe Bendahan. El hombre tiene una responsabilidad con el cuidado del mundo, pero, para que éste sea efectivo, se debe hacer desde la educación, el discernimiento y el crecimiento espiritual, porque, en la base del caos climático “está el desconocimiento de Dios”. Para el rabino, “esta sociedad materialista, egocéntrica y relativista” convierte en inservibles a los más débiles, que son aquellos “que no dan votos y consumen recursos”. Y éstos “también son creación”. Por eso, “la conversión primera debe ser interior”, desde la espiritualidad y los valores.
Por su parte, el representante de la Iglesia Evangélica, Alfredo Abad, reclamó una seria toma de conciencia sobre nuestros estilos de vida y sobre lo que estamos dispuestos a cambiar como sociedad a pesar de los costes. Y apuntó a varios ejemplos, como la intolerancia hacia la inmigración en África, “cuando tenemos barcos de pesca esquilmando sus costas”, o la permisividad hacia “los vertidos de toneladas de mercurio al mar para salvar puestos de trabajo.
Por último, el Cardenal Juan José Omella instó a un mayor compromiso institucional, que debe ir de la mano “del anuncio y la denuncia”: “¿Cuántos años hace que se viene reclamando el 0,7% del PIB para los países pobres y cuántos lo han cumplido? ¿En qué medida los países desarrollados ayudamos a que puedan vivir dignamente y cuidar de la Casa Común?”, se preguntó. Aunque queda mucho por hacer sí reconoció que hay una conciencia creciente. Por eso, quiso felicitar a los jóvenes, dirigiéndose de forma muy especial a los presentes en el acto por su compromiso y sensibilización con el cuidado de la Tierra. “Aunque hace más ruido el árbol seco que se cae que los brotes verdes que salen, hay más brotes verdes que ramas secas”, concluyó.
Por su parte, el representante de la Iglesia Evangélica, Alfredo Abad, reclamó una seria toma de conciencia sobre nuestros estilos de vida y sobre lo que estamos dispuestos a cambiar como sociedad a pesar de los costes. Y apuntó a varios ejemplos, como la intolerancia hacia la inmigración en África, “cuando tenemos barcos de pesca esquilmando sus costas”, o la permisividad hacia “los vertidos de toneladas de mercurio al mar para salvar puestos de trabajo.
Por último, el Cardenal Juan José Omella instó a un mayor compromiso institucional, que debe ir de la mano “del anuncio y la denuncia”: “¿Cuántos años hace que se viene reclamando el 0,7% del PIB para los países pobres y cuántos lo han cumplido? ¿En qué medida los países desarrollados ayudamos a que puedan vivir dignamente y cuidar de la Casa Común?”, se preguntó. Aunque queda mucho por hacer sí reconoció que hay una conciencia creciente. Por eso, quiso felicitar a los jóvenes, dirigiéndose de forma muy especial a los presentes en el acto por su compromiso y sensibilización con el cuidado de la Tierra. “Aunque hace más ruido el árbol seco que se cae que los brotes verdes que salen, hay más brotes verdes que ramas secas”, concluyó.
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