15 feb 2017

Revolución energética


Para poder combatir con éxito el cambio climático y la amenaza nuclear necesitamos urgentemente una revolución en la forma de producir, consumir y distribuir la energía.
La reforma energética




En España necesitamos un cambio del modelo energético, pero no en línea de la reforma energética que hemos vivido los últimos años y que supone una apuesta por las energías sucias, sino en línea con las energías renovables. Éstas no solo son más limpias y menos caras, sino que además son las únicas sostenibles económica y medioambientalmente a largo plazo




¿Qué soluciones hay?


Greenpeace demostró en el informe Energía 3.0 que es viable y mucho más beneficioso para la sociedad, la economía y el medio ambiente transformar el sistema energético y satisfacer todas las necesidades de energía con fuentes 100% renovables, con eficiencia y con inteligencia. También señalamos las principales medidas que debían tomarse para lograrlo.


Si España optase por un modelo energético como el analizado en el informe Energía 3.0 podría ahorrar más de 200.000 millones de euros anuales en promedio hasta 2050. Pero si seguimos como hasta ahora, la factura energética será cada vez más elevada, por la gran dependencia externa respecto a las fuentes de energía sucia y por los crecientes costes ambientales y sociales que éstas conllevan.


Además, de continuar las políticas actuales, España perderá su posición de líder en el sector renovable y quedará completamente descolgada de la revolución energética que necesitamos para poder evitar un cambio climático desastroso. España debería alcanzar un sistema 100% renovable no más tarde de 2050, y el Gobierno es quien tiene la responsabilidad de que eso ocurra. Asimismo, las compañías del sector eléctrico (renovable y de energía sucia) tienen la capacidad de decidir si invertir en energías renovables o sucias.


La solución global es la reducción de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero hasta un nivel tan bajo que deje de interferir con el clima mundial, para evitar que la subida de temperaturas globales alcance 2ºC, lo que nos llevaría a un cambio climático gravemente peligroso.






¿Que puedes hacer tu?


Aquí tienes unos cuantos consejos y recomendaciones para hacer tu consumo más sostenible con el medio ambiente.


En el hogar: En primer lugar, ¡hay que expulsar a los “ladrones de energía” de casa! Muchos electrodomésticos consumen más energía de la necesaria, incluso cuando están apagados.
Adquiere electrodomésticos de mayor eficiencia energética. Busca los que tengan etiquetas de ahorro energético de clase A, la más eficiente. Los nuevos electrodomésticos deben incorporar un interruptor de corte que los desconecte de la fuente de alimentación, o que en modo de reposo no consuman mas de 1 vatio.


Haz un favor a tu PC y déjale que descanse. Utiliza el modo de ahorro de energía del sistema operativo. Cuando acabes de trabajar, apágalo y no olvides desconectarlo también de la fuente de alimentación. Por cierto, las pantallas planas y los portátiles son muy eficientes energéticamente.
Usa bombillas fluorescentes compactas (CFL). Las bombillas de bajo consumo recortan el consumo energético hasta un 80%. (Estas bombillas contienen mercurio y se deben depositar en puntos limpios). Apaga siempre las luces de habitaciones que no estés usando. Existen interruptores de presencia, incluso bombillas con ellos incorporados, que se encienden o apagan automáticamente al detectar la presencia.
Pon fin a las pérdidas de energía de reposo. Televisores, vídeos, PCs y todos los accesorios que les acompañan continúan consumiendo electricidad cuando están en “stand by”. Para evitarlo, desconecta los enchufes o utiliza un enchufe múltiple con su propio interruptor de corte. Estas pérdidas son las responsables del 5 al 13% del consumo de electricidad en los hogares de los países de la OCDE.
Evita dejar enchufados cargadores y transformadores. Siguen consumiendo electricidad incluso cuando no se utilizan. Desconecta los cargadores de teléfonos móviles, MP3 y cámaras digitales, y los transformadores de las lámparas halógenas y electrodomésticos.




En la cocina: Un frigorífico típico fabricado en 1993 consume el doble de electricidad que un modelo de alta calidad moderno. Su cambio te reportará grandes ahorros en la factura eléctrica, y contribuirás a reducir las emisiones anuales de CO2 en 100 kilos.
Piensa siempre en términos energéticos. Tapa la cacerola. Utiliza sólo el agua necesaria cuando vayas a hervir alimentos. Usa olla a presión, mejor la súper-rápida. No precalientes el horno. Si tienes que comprar una cocina elígela de gas mejor que eléctrica (de éstas la más eficiente es la vitrocerámica de inducción). Si tienes cocina eléctrica, apaga los fuegos o el horno cuando esté caliente y deja que se termine de cocinar sin gastar electricidad. Seguro que tú conoces más trucos...
Líbrate de los devoradores de energía y verifica el consumo energético de cualquier nuevo electrodoméstico antes de comprarlo. Compra sólo los electrodomésticos más eficientes (en Europa, categoría A+ o A++). Escoge también el volumen que realmente necesitas; por ejemplo escoge un frigorífico que vayas a llenar al menos en dos tercios de su capacidad (tres cuartos en el caso del congelador).
Coloca el frigorífico en un lugar fresco. No lo pongas nunca cerca de fuentes de calor (horno, cocina...). Abre las puertas el menor tiempo posibjle y verifica que cierran bien. No obstruyas la ventilación de las rejillas de atrás, mantenlas limpias de polvo.
Descongélalo con regularidad si el aparato no lo hace de forma automática. Consumen más energía cuando acumulan hielo. No introduzcas nunca alimentos calientes. Descongela la comida pasándola del congelador a la nevera un día antes. Ajusta el termostato a una temperatura no excesivamente baja. Por cada grado centígrado de frío su consumo de energía aumenta un 5%.
Calentar agua o comida consume mucha energía. Evita calentar más de la que necesites. Los sistemas más eficientes son las cocinas de gas o los hervidores eléctricos. No calientes comida en una cocina eléctrica es mejor utilizar el microondas.




En el baño: Las calderas eléctricas para calentar agua son muy ineficientes. Cambia la caldera eléctrica lo antes posible por colectores solares o un calentador de gas eficiente (caldera de condensación).
Date una ducha rápida en lugar de un baño. Apaga el grifo mientras te enjabonas. Elige una melodía corta y cántala o sílbala. Cuando se termine, también lo hará la ducha. Instala un economizador de agua en la ducha: acorta a la mitad el consumo de agua y de energía.
Instala colectores solares. En nuestras latitudes, los colectores pueden suministrar entre el 60 y el 70% del agua caliente necesaria en un hogar y esta cifra puede aumentar hasta el 100% en regiones muy soleadas.
Ahorra en la colada. Lava en frío y olvídate del prelavado. Un lavado normal será más que suficiente y reducirás el consumo energético hasta un 80%. Realiza siempre el lavado con la lavadora a unos tres cuartos de su capacidad.
Tiende la ropa para que se seque. Las secadoras son auténticas devoradoras de energía. Un hogar de cuatro personas que no utilice la secadora ahorrará 480 kilovatios/hora –y 300 kilos de CO2– anualmente.
No utilices electrodomésticos a pilas. Por ejemplo máquinas de afeitar o cepillos de dientes, porque consumen más energía que los conectados a la red. Si tienes alternativa, al menos intenta cargarlo correctamente. Desenchúfalo tan pronto como se recargue la pila, utilízalo hasta que se desgaste y deséchalo correctamente cuando no funcione más.




La temperatura ideal: Cada grado que bajes la temperatura de la sala estarás ahorrando hasta un 6% de consumo energético en calefacción.


No calientes ni enfríes más de lo necesario. 20ºC es suficiente para un entorno saludable en el salón de tu casa. Con la ropa adecuada en cada época se puede reducir las necesidades de climatización. Mantén cerradas las puertas, y no dejes nunca la calefacción encendida cuando no estés en casa. Instala termostatos programables para regular automáticamente la temperatura de la habitación, por ejemplo, más alta durante el día y más baja durante la noche.
Instala un doble acristalamiento aislante. O convence a tu casero para que lo haga. Las viejas ventanas pueden ser una importante fuente de pérdida térmica, no sólo por el cristal, sino también por marcos y cierres ineficientes.
Ventila las habitaciones rápidamente. La mejor forma de ventilar una habitación es apagar la calefacción y abrir las ventanas no más de 10 minutos. Es una operación rápida que evita que se enfríen las paredes. No dejes nunca la calefacción encendida con la ventana abierta, aunque sea sólo una rendija.
Constrúyete una vida cómoda. Mejora el aislamiento de ventanas, techos, paredes y suelos, estas medidas pueden reducir más de la mitad las facturas de calefacción y eléctrica. Evita el uso de aire acondicionado, piensa si realmente lo necesitas antes de instalarlo en tu casa. En verano, puedes mantener la casa fresca con un buen aislamiento. Recuerda controlar las ventanas durante el día (cerrándolas para que no entre calor e impidiendo con toldos o persianas que entre el sol) y ventiladores de techo.
Haz revisar tu sistema de calefacción. Los sistemas de calefacción eléctricos (incluyendo los sistemas de carga nocturna) son devoradores de energía muy ineficientes que deben ser sustituidos por los nuevos sistemas mucho más eficientes. Si inviertes en uno nuevo puedes lograr beneficios económicos en sólo unos años. Pero recuerda que cada sistema de calefacción debe ser mantenido correctamente y a intervalos regulares.




Buenos sistemas de calefacción: Un mejor diseño de los edificios y un aislamiento térmico efectivo permitirán ahorrar hasta un 80% de la demanda térmica media de los edificios.
El sol y el calor corporal son realmente todo lo que necesitas para la mayoría de la necesidades de calefacción en una casa eficiente (casa pasiva). Este tipo de viviendas están muy bien aisladas y la mayoría de sus ventanas están orientadas al sur.
Los sistemas de leña. Las unidades modernas queman pellets o virutas de madera. Son totalmente automáticas y pueden calentar toda la casa. La emisión de CO2 es neutra si la madera se obtiene de bosques sostenibles.
Los colectores solares proporcionan más que agua para lavarse. Las instalaciones de calentamiento solar de casas bien aisladas pueden proporcionar todo el calor necesario y servir de soporte del sistema de calefacción en invierno.
El biogás no se emplea sólo en unidades especiales, sino que puede incorporarse a la red de gas. Cuando se quema en pequeñas centrales de cogeneración proporciona electricidad y calor.
Los recursos geotérmicos pueden suministrar energía para generar calor de varias formas. En muchos países cuentan ya con colectores o bucles geotérmicos bajo el suelo de sus casas. Las bombas de calor utilizadas para procesar la energía geotérmica deben accionarse únicamente con energía limpia. La energía geotérmica produce electricidad y calor canalizado.





Viaja respetando el clima: Si dejas el coche en casa y vas al trabajo en bicicleta reducirás hasta media tonelada tus emisiones anuales de CO2 a la atmósfera.
Utiliza el transporte público. Los autobuses y los trenes son tres veces más eficientes que los vehículos privados. En las ciudades, el metro es el sistema de transporte más eficiente, e incluso será más limpio en el futuro, cuando funcionen con energía renovable.
Mueve las piernas. Caminar es un excelente ejercicio para mantenerse en forma y no afecta al clima. Reconquista la ciudad –¡a pie!
Vuela sólo cuando realmente lo necesites. El tráfico aéreo es el más contaminante de todos. Reduce los vuelos de larga distancia. Y en las rutas más cortas, incluso a países vecinos, el viaje en tren es rápido y mucho más respetuoso con el clima.
Reduce el tamaño de tu coche. Si te compras un coche la cuestión más importante que te plantees debe ser: “¿Cuánto combustible consume?” Ya hay en el mercado vehículos que consumen 4 litros a los 100 km, y será posible reducir esa cantidad a 2 litros.
Muévete en bici. Ocupa muy poco espacio y no consume nada. Es silenciosa, limpia y te permite estar en forma. Aprovecha cualquier oportunidad para usar la bici en tus desplazamientos cotidianos.




Menos es más: Con tu ayuda podemos reducir los gases de efecto invernadero. Comienza hoy mismo.
Busca calidad. Los productos de buena calidad duran más y con su compra se protegen los recursos naturales y se reduce el tráfico de mercancías. Cuando realices tus compras ten presentes algunos criterios ecológicos. Solicítalos.


Come menos carne. Además de ser bueno para tu salud, según la FAO la ganadería es responsable de alrededor del 18% del total de emisiones de gases de efecto invernadero debido a las enormes cantidades de energía consumida durante la producción de fertilizantes, la tala de bosques tropicales para los pastos y las cosechas de soja, y por ultimo, los enormes volúmenes de metano producido por el Ganado vacuno.




Opta por los alimentos ecológicos. Se cultivan sin pesticidas ni fertilizantes artificiales. No necesitan el transporte de piensos desde otros países. Y los métodos cíclicos de producción agrícola y ganadera provocan menos emisiones de gases de efecto invernadero.
Adquiere productos locales y de temporada. Con ello se reduce el tráfico de mercancías y la necesidad de calentar o refrigerar invernaderos.
Y por último, descubre la belleza local. Tomar un vuelo para hacer un viaje de compras y volar a un paraíso tropical en vacaciones es devastador para el balance de tu cuenta personal de emisiones de CO2. Disfruta también con otras opciones en tu tiempo libre, planifica las vacaciones cerca de casa y descubre los paisajes más cercanos.



¡No te pares! Difunde la palabra ecológica entre tus amigos y familiares.


Del informe de GreenPeace













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