3 dic 2008

El lago de las estrellas



Malawi tiene una extensión de norte a sur de mil kilómetros con un lago que le sirve de frontera natural con Mozambique y que es el segundo más grande de África después del lagoVictoria.
En los años cincuenta alguien nos regalo una casa de la que hoy solo queda un sencillo bungalow que utilizamos para pasar unos días de descanso al año.

El bungalow se erige en un pequeño montículo a la orilla del lago al que se baja a la playa por diez peldaños construidos en cemento. La vista desde el bungalow es la misma que ofrece el Mar porque solo en días muy raros se pueden vislumbrar a derecha e izquierda la suave línea de sus costas, a la izquierda las de Mozambique y en frente la inmensidad del lago hasta que se une en el horizonte con el cielo.
Esta panorámica del lago de Malawi es sin ninguna duda para mi uno de los lugares mas bellos del mundo. Las puestas del Sol son tan maravillosas que dejan a los sentidos incapaces de asumir tanta armonía, colores y efectos visuales. No creo tener las palabras justas para definirlas pero son algo así. Al atardecer y según va escondiéndose el Sol por el oeste todo lo que nos rodea empieza a sosegarse y un silencio suave lo invade todo. Hay que aguzar el oído para escuchar como un susurro el sonido del agua al reposarse dulcemente sobre la orilla. De pronto unas centenas de aves en completa formación de una uve surgen del fondo de una cercana bahía y comienzan a danzar sobre las aguas. Sin perder un centímetro de separación con sus compañeras de los lados y con una exactitud imposible de cronometrar realizan sus cabriolas todas juntas subiendo hacia las nubes y bajando en picado hasta la superficie de las aguas para antes de llegar a tocarlas planear sobre ellas unos cientos de metros y volver a iniciar el ascenso hacia el cielo. Siempre creo que me ven sonriéndolas y que me regalan todas esas cabriolas felices de tener espectadores.
Estas aves y este silencio anuncian la puesta del Sol que se oculta poco a poco a nuestra espalda. El aviso viene por el cambio de colores de las nubes. Primero son todos los tonos de azules imaginables que poco a poco se transforman en violetas y esos violetas a su vez en rojos procedentes de la bola de fuego que es en ese instante el Sol y al que es imposible mirar sino es a través de las ramas de los árboles para que no te ciegue su luz. Cuando desaparece en el horizonte deja el lago, los árboles de la casa en una deliciosa penumbra en la que los insectos de la noche avisan de su presencia con el ronroneo de sus miles de sonidos. No nos ves pero aquí estamos, parecen decirme.

Y entonces, si son días de luna llena el espectáculo de magia y misterio esta al completo. En medio de la oscuridad y escuchando los insectos y el arrullo del agua espero a que salga la luna. Y lo hace desde el fondo del horizonte con un espectáculo de oro y plata al que hay que estar presente con los cinco sentidos para no perderse nada de tanta belleza. De la oscuridad mas completa una especie de claridad se anuncia y permite vislumbrar los perfiles y formas de lo que te rodea. En esos instantes la luz de la luna que aun esta oculta a la vista hace como de reflectores y proyecta con todas sus fuerzas esa luz sobre las nubes transformándolas en un paisaje de montañas, ríos y desiertos de arena del color blanco y oro. Todo esto sobre el horizonte. Y entonces llega ella. Primero asomando coqueta un semicírculo a manera de sombrerito chafado y poco a poco y muy despacio izándose inmensa, redonda y completa hasta posarse sobre la superficie del agua. En ese momento la claridad es tan grande que las paredes del bungalow, los árboles y la playa son todos de oro. La luna a su vez forma un camino de plata sobre las aguas que te atrae con fuerza para que camines sobre el. Y lo hago, entro despacio en el lago y me dirijo hacia la luna pero no ando, no puedo andar sino que nado y avanzo bañada por su luz.
En la época de mucho calor el lago nos ofrece un fenómeno que no creo pueda ver en otro lugar de la Tierra. Inmediatamente después de salir el Sol, el lago esta lleno de miles de estrellas que flotan sobre su superficie como si hubieran caído de la bóveda del cielo. Pero no son estrellas claro, sino el reflejo de la luz que al golpear el agua produce el efecto de diminutos pedazos de cristal que a unos centímetros unos de otros convierten al lago en un mar de estrellas que no dejan de brillar y saltar extasiándote con su presencia. El efecto es extraordinario.

Ya se que hay lugares preciosos en el mundo que nunca visitare pero en el lago de Malawi entre otros muchos placeres que seguiré contando, siempre me he sentido muy afortunada porque puedo bañarme en un mar de estrellas y nadar en caminos de plata mientras me mira la luna.

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